miércoles, 20 de octubre de 2010

10 ejercicios para fortalecer la vagina y aumentar el placer

Los ejercicios para fortalecer los músculos de la vagina para aumentar el placer durante el sexo se practican desde hace 3000 años. Nació en India, fue perfeccionada en Japón y Tailandia, y son conocidos como pompoarismo. El pompoarismo o pompoar enseña a la mujer a controlar los músculos vaginales, y su objetivo es intensificar el placer femenino y de la pareja.

Lo ideal es ejercitarse diariamente, por la mañana y por la noche. Haga por lo menos tres series de 15 o 20 repeticiones para cada uno de los ejercicios vaginales. Es muy frecuente sentir dificultades para mover los músculos de la vagina en las primeras tentativas pero no desanime. Vas a notar los resultados positivos en tus relaciones sexuales en las primeras semanas.

1. Siéntate en una silla con las manos apoyadas en la pierna. Mantenga los pies en paralelo y separados por unos 20 centímetros uno del otro. Contraiga los músculos de la vagina como se apretase algo (¡la imaginación es libre!) dentro de ella. Cuenta hasta tres y relaja. Cada día, vas aumentando paulatinamente el tiempo de contracción hasta llegar a contar diez.


2. En la misma posición sentada, contraiga y relaje los músculos de la vagina rápidamente. Para mantener un ritmo, imagina que acompañas una respiración acelerada.

3. Échate en la cama y mantén las piernas separadas y arqueadas. Meta un dedo en la vagina e intenta apretarlo lo máximo que puedas. Caso no sienta presión, introduzca dos dedos. Cuando la musculatura de la vagina esté más rígida, vuelva a probar con un solo dedo.

4. Échate en la cama y mantenga las piernas separadas y arqueadas. Meta un dedo o dos en la vagina e intente chuparlos con los músculos vaginales. Cuente hasta tres y relaje. Parece imposible pero es un ejercicio muy eficaz.

5. Túmbate en una colchoneta de yoga y deje los brazos a lo largo del cuerpo y las piernas flexionadas. En esta posición inicial, contraiga los glúteos y poco a poco eleva la cadera para acabar apoyándose en los hombros y pies. Vuelva despacio a la posición inicial y relaje los glúteos.

6. En la posición inicial anterior, contraiga el ano en tres tiempos, sin relajar. Primero una contracción ligera, seguida de una más fuerte y después una contracción anal de gran intensidad. Inmediatamente después contraiga la vagina como se estuviera succionando algo. Cuente hasta tres y relaje los músculos, primero los de la vagina y después los del ano.

7. De pie y con las piernas un poco flexionadas, pon las manos en cintura y deje los pies en paralelo separados por 20 o 30 centímetros. Contraiga las partes internas de la vagina y mueva tu pelvis hacia adelante y arriba. Cuente hasta tres y relaje.

8. En la misma posición de pie, haga un movimiento continuo y circular, como se jugaras con un aro, solo que en cuatro fases: 1. mueva la pelvis hacia arriba y adelante; 2. Mueva la cadera hacia la izquierda; 3. Empuje el culo para tras; 4. Mueva la cadera hacia la derecha.

9. De pie, con los brazos relajados a los largo del cuerpo, mantenga los pies paralelos e distantes 20 centímetros uno de otros. Contraiga las nalgas e intente unirlas el máximo que puedas. Cuente hasta tres y relaja.

10. En la posición anterior, contraiga e relaja los músculos de la vagina de manera intensa y acelerada siguiendo el compás de una respiración acelerada.

viernes, 8 de octubre de 2010

El papel del clítoris

Conocer el papel del clítoris como punto focal del erotismo sexual femenino, puede ser perturbador para algunas personas, pero es completamente lógico. El glande clitoridiano, tiene el mismo número de terminaciones nerviosas del glande peneano. Trátase de un órgano particularmente sensible. La piel del glande clitoridiano, es derivada del mismo material embrionario que el pene y es el correspondiente erótico funcional de ese órgano masculino. Los bebes femeninos de meses, experimentan excitación erótica por primera vez por la manipulación del clítoris externo y no de la vagina. Es importante señalar, una y otra vez, que la vagina no cuenta en sí misma con tejidos que reaccionen a la estimulación erótica. Toda la excitación, le es "prestada" y transferida por el clítoris. 

Digamos para completar el concepto, que el clítoris no se reduce a aquella pequeña punta que emerge sobre la entrada del conducto vaginal. El clítoris es una estructura grande y compleja, que hunde sus raíces dentro del aparato genital femenino, sobre el techo del conducto vaginal. Está dividido en dos partes, "cabalgando" y "abrazando" la entrada del conducto, de tal manera, que cuando tocamos el clítoris y este se llena de sangre, hace relieve sobre el techo de los primeros milímetros de la vagina. Este es el famoso "Punto G", que ningún ginecólogo puede observar, porque la mujer -en el momento del examen médico-ginecológico- no se encuentra excitada sexualmente. 

En otras palabras, el famoso "Punto G", no es sino el clítoris interno. Tocar el clítoris externo, rozar con el pene o dedos el clítoris interno, "tironear" la apertura de la vagina hacia el ano, son maniobras que tienden a llenar los cuerpos cavernosos del clítoris y por lo tanto, a excitar a la mujer. 
No debería sorprender saber que las mujeres tienen dificultad en alcanzar el orgasmo exclusivamente a través de la estimulación vaginal. Que es la misma dificultad que los hombres tendrían si tuvieran que alcanzar el orgasmo a través de la estimulación exclusiva del escroto, o sea, las cubiertas de piel testiculares. Las mujeres de hecho, tienen umbrales y niveles orgásmicos diferentes. Algunas consiguen tener orgasmo a través de la estimulación clitoridiana. Tales mujeres apenas son el extremo muy amplio de variaciones de la población femenina sexualmente activa.

La gente se sorprende al saber, que solo el 20 al 30 % de las mujeres experimentan el orgasmo con la penetración exclusivamente. Que otro 20 al 30 % de las mujeres alcanzan el orgasmo con la penetración, pero suplementarios con estímulos clitoridianos simultáneos. Y existe también, un grupo de mujeres, quizá otro 20 a 30 % que solo tienen orgasmo sin la penetración, tocándose y acariciándose ellas solas, ya sea delante del compañero, o fuera de él.

En consideración a las cifras y las categorías enunciadas y tomando en cuenta los hechos anatómicos, parece extremadamente lógico y razonable considerar la mayor parte de la anorgasmia coital femenina, como una variante normal de la reactividad femenina y no como una disfunción. La mujer "normal" que no es neuróticamente inhibida, pero posee un nivel y un umbral orgásmico elevado, puede no ser capaz de alcanzar el orgasmo a través del coito, en vista de ese umbral elevado.

Muchos sexólogos suscriben hoy la idea de que buena parte de lo que se acostumbraba a rotular como disfuncional es, en verdad, apenas una variante normal de la reactividad femenina. La idea científica actual es que el grado de reactividad al orgasmo tiene una distribución relativamente normal en la población en general, como ocurre en otras características físicas y respuestas reflejas. Algunas mujeres son naturalmente capaces de llegar al orgasmo por medio del coito, sin ninguna estimulación clitoridiana directa, en tanto que otras, no son capaces de llegar al orgasmo durante el coito con penetración, aún teniendo excitación clitoridiana prolongada.


Fuente: e-sexologia.com

martes, 5 de octubre de 2010

Los orgásmos vaginales son más "maduros" que los clitoridianos

La respuesta orgásmica está caracterizada por una elevación leve de la presión arterial, aumento de la frecuencia del pulso, respiración más profunda y rápida, congestión de los tejidos especiales con sangre (cuerpos cavernosos peneanos y clítoris y zona perivaginal en la mujer) y finalmente, la liberación explosiva de tensión nerviosa acumulada; lo que finalmente, denominamos orgasmo. Esta liberación va seguida de inmediato por un rápido retorno o involución del cuerpo a lo normal, o sea el estado anterior, sin estimulación. La sensación subjetiva de orgasmo está centrada, predominantemente, en la región pélvica, en el pene, en la próstata y en las vesículas seminales en los hombres y en el clítoris, en la vagina y el útero de las mujeres. 
El orgasmo es una experiencia de corta duración, de no más de diez o doce segundos, con una intensidad difícil de explicar en palabras (en castellano, existe una palabra para designar aquello que no puede expresarse, precisamente, en palabras: "inefable"). Es muy probable que si el hambre tuviera que ser satisfecha en un lapso igualmente corto, quizá se experimentaría una reacción con intensidad semejante. A.Kinsey en los años 50, halló que sólo el 70 % de las mujeres lograban el orgasmo durante su primer año de matrimonio. Sin embargo, el 95 % de las mujeres de la muestra estadística, habían obtenido orgasmo posteriormente, en algún momento de la vida. En la actualidad, más de cincuenta años después, la cifra de mujeres con orgasmo, ha aumentado sensiblemente. Tienen orgasmo antes de casarse y luego de casarse. 
En relaciones ocasionales, o de duración prolongada. La creencia en la supuesta "madurez" del orgasmo vaginal, es una creencia que predominó en los primeros cuarenta o cincuenta años del siglo XX. Fue sostenida por S.Freud y produjo infinidad de daños psicológicos, tanto en mujeres como en los hombres. Que las mujeres no tengan la facilidad de tener orgasmo que si tienen los hombres, no tiene nada que ver con el tipo, la manera, el modo de obtenerlos. De hecho, la incapacidad de alcanzar el orgasmo durante el coito, a pesar de una respuesta plena ante otras forma de estimulación sexual, constituye la queja más común de las mujeres que buscan ayuda de los terapeutas sexuales. El bloqueo psicológico y fallas o malos entendidos educacionales, parece ser la respuesta a esa dificultad. Y por supuesto, la presencia en la mente de esas mujeres, del mito que estamos analizando. La cualidad de un orgasmo, es decir, la intensidad, duración y placer global, puede variar de un coito al otro. 
La originalidad y la frecuencia de la ocurrencia, pueden influir sobre la calidad de la siguiente experiencia sexual, como pueden influir también, factores tales como la ansiedad, la culpa, la ira o la depresión. Juegan imporante papel, la indiferencia al compañero y el contexto donde se realiza la relación amorosa. Los orgasmos femeninos, pueden ser obtenidos acariciando el clítoris o la zona aledaña a él. Para ello, debemos advertir, que lo que conocemos por "clítoris", es apenas la parte visible y palpable de un órgano muy complejo y extenso, que hunde sus raíces cabalgando sobre la entrada del conducto vaginal, por detrás de los labios mayores y menores de la vulva. No existe el orgasmo femenino sin la intervención del clítoris. Inclusive en aquellas mujeres que dicen que solo logran el orgasmo con la penetración, se sorprenderían si supieran que lo obtienen, porque el pene roza la entrada de la vagina, y golpetea con el hueso pubiano y las bolsas testiculares la zona de la vulva. Esto quiere decir, que se excita el clítoris de muchas maneras, porque se encuentran en él, los cuerpos cavernosos (igual que en el pene) que se llenan de sangre con la excitación y el roce. 
Aquella región pequeña, que se toca como una pequeña fosita en el techo del conducto vaginal en la entrada del mismo, el famoso "punto G", no es sino, el clítoris interno, que hace relieve, cuando la mujer se encuentra excitada sexualmente, sobre la vagina. Puede sorprender, pero la vagina carece de terminaciones nerviosas. Todo lo que "siente" la vagina, lo siente porque "se lo presta" el clítoris, que rodea la entrada del conducto vaginal. Por lo tanto, carece de sentido hoy, hablar de distintos tipos de orgasmo. Todos los orgasmos, directa o indirectamente, tienen intervención del clítoris. Incluso es más. La variedad de la obtención del orgasmo femenino, la experimentación, la posibilidad de goce de diferentes maneras, proporciona una idea aproximada de la salud mental, no sólo sexual, de la mujer. Hoy, comienzos del siglo XXI, la salud mental de una persona, es medida por la posibilidad de tener opciones.