viernes, 19 de noviembre de 2010

En el sexo, las mujeres son más táctiles y los hombres más visuales

Si nos preguntamos por qué los hombres disfrutan de la pornografía mientras que las mujeres optamos por los libros románticos con algún que otro episodio erótico, una sencilla explicación puede darnos la respuesta. Las mujeres buscamos una relación, mientras que los hombres se conforman con el sexo y, mientras que a ellos les excita la fotografía de una mujer desnuda, a nosotras nos resultaría indiferente un desnudo y en cambio verle a ese hombre con una mujer nos gustaría por el simple hecho de que nos hace pensar que se trata de una relación.

Lo visual y lo táctil


Los hombres son mucho más visuales que las mujeres, y esto lo demuestra un estudio de 1920, realizado a cientos de americanos y americanas. Helen Fisher, en su libro 'El primer sex'o, explica cómo el 65 por ciento de los hombres entrevistados admitía haber cotilleado a través de la ventana de su dormitorio, mientras que tan sólo dos de cada diez mujeres lo habían hecho.

El efecto de una imagen erótica no es tan impactante para una mujer, quien necesita en una película pornográfica algún argumento o una historia romántica. El hombre, en cambio, se limita a disfrutar de las escenas sexuales. Nuestras fantasías incluyen, por lo general, palabras de afecto y un compromiso. Las mujeres somos más físicas: en una fantasía, percibimos el olor de una vela encendida, o una balada de fondo, y en una relación sexual preferimos un abrazo y los besos.

El físico versus la permanencia


Incluso otra explicación podría establecer el por qué de esta diferencia. Un hombre ve con sus propios ojos si una posible pareja es fuerte, rápida, joven. Y si tiene en cuenta el tamaño del pecho, es porque pensará que su hijo tendrá la alimentación óptima. En definitiva, puede determinar de forma visual si con la candidata podría tener unos hijos sanos.

Las mujeres, en cambio, prefieren comprobar que el hombre con el que mantienen una relación no es sólo fuerte, rápido y joven, sino que seguirá a su lado para ofrecerle seguridad y protección y para cuidar de sus hijos. En síntesis, quiere comprobar que no se irá. Es por esta razón por la que muchas mujeres esperan hasta conocer bien a un hombre, hasta saber que de verdad siente algo fuerte por ella, antes de tener la primera relación sexual.

Es una realidad que los hombres son más visuales en el sexo mientras que las mujeres somos más táctiles, pero estas explicaciones nos llevan a descubrir que somos, por qué no decirlo, totalmente diferentes y también compatibles. Y tal vez sea cierto: ellos de Marte y, nosotras, de Venus.

martes, 9 de noviembre de 2010

Posturas sexuales para estimular el punto G

Hay muchas posiciones sexuales que estimulan el punto G femenino, y el más común probablemente es el misionero. La mujer se tumba boca arriba mientras él se encuentra encima de ella y le mira de frente. La posición del perrito también sirve para cumplir el mismo objetivo: la mujer se pone de rodillas a cuatro patas, dándole la espalda a su chico, quien se encuentra también de rodillas. La famosa postura de la cucharatambién es ideal, pues ambos se tumbarán de lado, hacia la misma dirección, y el hombre le penetrará desde atrás. Estas son las tres posturas sexuales más famosas, pero ¿conoces otras posiciones que también estimulan el punto G? ¿Te atreves a vencer tu timidez y descubrirlas?


La amazona


Con la postura de la amazona, la mujer se sienta a horcajadas sobre el hombre y ambos se mueven frente a frente. Es ideal para que ella pueda marcar su propio ritmo.

La balanza


Una posición muy recomendada para que tu chico pueda acariciarte tanto el pecho como el clítoris, es la balanza. Tu pareja puede sentarse donde más cómodo esté, y tú te sientas encima de sus muslos y te mueves a tu propio ritmo.

La unión del emú


La unión del emú es muy placentera, y en esta postura tu pareja será quien se moverá a su propia velocidad. Ambos estaréis de pie, y le darás la espalda a tu chico mientras él te penetra desde atrás. Puedes bajar la parte superior de tu cuerpo para estimular más tu punto G.

El elefante


La postura del elefante es similar a la del perrito, pero tal vez más cómoda. La mujer se tumba en la cama boca abajo con las piernas abiertas, mientras que su pareja se tumba encima de ella, boca abajo también y con sus piernas entre las suyas. El hombre realizará todos los movimientos.

La postura más profunda


La posición de profundidad total se logra con la mujer tumbada boca abajo, separando sus piernas y situándolas sobre los hombros de su pareja. Es una de las posturas más excitantes y placenteras para una mujer.

El abrazo


Otra postura totalmente recomendable es la del abrazo, en la que el hombre se encuentra de pie y ella se sujeta a él con ambos brazos rodeando su cuello, mientras que rodea su cintura con tus piernas. Tu pareja puede controlar todos los movimientos.

Existen muchas posturas sexuales además del misionero, el perrito y la cucharita para estimular el punto G femenino, y no hace falta limitarse a estas tres más conocidas. Al probar todas estas posturas sexuales recomendadas, saldremos de la rutina y viviremos unas relaciones sexuales mucho más excitantes.

martes, 2 de noviembre de 2010

Las bolas chinas fortalecen el 'músculo del amor' y mejoran el placer sexual

Todas sabemos que un cuerpo elástico y bien tonificado es más saludable que uno fofo y débil. Ejercitar, por lo tanto, los músculos de la vagina, el vientre y la espalda ayudan a prolongar los años de placer sexual. 

Hablar sobre el 'músculo del amor' desde luego suena más poético que el prosaico 'suelo pélvico' o el técnico 'músculos pubococcígeos', pero estamos en lo mismo: se trata del conjunto de musculatura que cierra la base de la pelvis. Para mayor orientación de las almas curiosas, concretamente se trata de los músculos limitados por la pelvis, los muslos y las nalgas. Sí, estamos en ese sitio, justo donde afloran los genitales, florece la vulva femenina y emergen el pene y los testículos.

En concreto, casi una cuarta parte de las mujeres (y algo más de un tercio entre las de edad avanzada) presenta trastornos del suelo pélvico, siendo el más frecuente la incontinencia urinaria, seguida de la fecal y los prolapsos pélvicos sintomáticos. Tales son las conclusiones de un reciente estudio epidemiológico realizado por investigadores de la Universidad de Utah (Estados Unidos).


Un artilugio saludable


Procedentes de la tradición del Sudeste Asiático, la introducción de las bolas chinas en Occidente se ha convertido en la vertiente lúdica de la prevención de los trastornos del suelo pélvico, pero con énfasis en el disfrute sexual.

La bolas chinas constituyen uno de los artilugios más útiles, propiciando que la mujer haga músculo mientras pasea, va de compras, etc.

Según los expertos, el aumento del tono en el tercio externo de la vagina, la zona correspondiente al músculo del amor, ofrece mayor gama de matices a la experiencia del coito, tanto para ella como para su pareja. Y es sabido también que el placer sexual se enriquece con la variedad y profusión de matices.

Ejercitar los músculos pubococcígeos tiene además un valor añadido. La mujer toma conciencia de su zona genital y la integra en su esquema corporal, propiciándole sensaciones que pueden devenir en un aumento del deseo y el disfrute sexual.

Una estimulación continua


Las bolas chinas son dos esferas que contienen en su interior una más pequeña y que, unidas por un cordón, se introducen en la vagina. Cuando la mujer se mueve al caminar, o al levantarse, chocan ambas bolas entre sí, produciendo una suave y placentera estimulación continua. La vagina se ditala, aumenta la lubricación natural y surgen sensaciones muy agradables que nos hacen sentir mejor y más animadas.

No hay que confundirlas con las 'esferas chinas', que se usan manipulándolas con las manos y sirven para reducir el estrés. Además, te aconsejamos que compres las más pequeñas y de material inerte, como silicona o metal, y no las lleves puestas durante largo tiempo porque desequilibran el pH de la vagina, lo que provoca que proliferen en ella toda clase de hongos.