miércoles, 18 de mayo de 2011

¡Aprovecha hasta el ultimo rincón de la casa!

Cuántas veces has decorado tu casa, cuántos consejos te hemos dado para decorar el interior de tu casa... Pero esta vez te proponemos otra cosa... Y no hace falta comprarse nuevas cortinas ni volver a pintar las paredes...

Conservamos todos los muebles originales y los reciclamos de alguna forma. Y con una barita mágica transformamos tu vieja silla en una love seat y tu mesa baja en un mueble con un toque más sexy. ¿Quién hubiera pensado que tu mobiliario podría adquirir un toque más erótico? Con un poco de imaginación y adaptando algunas posturas, empezarás a ver con otros ojos tu home sweet home.

¡Pero cuidado! todas estas piruetas sólo las podrás practicar en la intimidad, por lo que no debes exhibirte frente a tus vecinos o miradas indiscretas. Un poco de compostura, por favor. 

La silla del amor

El mueble sexy: una silla. La silla de la cocina, de tu despacho, al estilo Luis XVI o del Rastro madrileño... ¡Da lo mismo el modelo!

La postura top: él está sentado, la espalda bien recta contra el respaldo, las piernas ligeramente apretadas y los pies anclados al suelo. Colócate frente a él, con las piernas abiertas. Rodéale con tus piernas y brazos.

El pie: esta postura tiene la ventaja de ser una postura tierna, cariñosa y permite mirarse a los ojos. Las cuatro manos se quedan libres y pueden acariciar sus cuerpos. Estás en la postura del capitán: eres tú quien marca el ritmo, puedes acelerar o aminorar el ritmo, así como la profundidad de la penetración.

¡Atención!  Evita las sillas con asiento y respaldo de paja... esto podría raspar el trasero de tu pareja... Evita también las sillas de plástico que hacen que te resbales.


La ducha


El lugar sexy: sinceramente, la visión de una bañera y una pareja haciendo el amor...sólo existe en las películas. En la realidad, preferimos la ducha, más corriente, ¡pero mucho más práctica y cómoda!

La postura top: apóyate bien contra la pared y no contra la cortina de ducha o el cristal de ducha...puede ser peligroso. Abre un poco las piernas y deja que tu hombre te levante a su altura, de manera que ambos sexos queden en el mismo nivel. Rodéale con tus piernas las suyas y agárrate a su espalda para tener equilibrio.

El pie: esta postura es un must, es una postura "obligatoria". En la ducha, puedes hacer preliminares acuáticos con el pomo de ducha cuyo agua va cayendo lentamente sobre el cuerpo del otro...

¡Atención! luz verde a todo lo que sea agua, y luz roja al jabón, geles de ducha, aceites... ¡Puedes resbalar y se pueden hacer mucho daño!

Un sofá para dos


El mueble sexy: algunas tienen debilidad por los sofás de cuero, otras por las poltronas más clásicas....¡para gustos los colores! Lo esencial es que el asiento en el que te lanzarás a los brazos de tu chico, se pueda reclinar.

La postura top: tu media naranja está cómodamente tendida en su sofá preferido. Acércate y colócate encima de él. Abre las piernas y coloca tus pies sobre el respaldo. Acerca tu pelvis a su pubis e inicia un delicioso movimiento para que entre dentro de ti. Mantienes el equilibrio apoyándote en tus pies y en tus brazos.

El pie: esta postura permite devorarse con los ojos dejando a tu hombre que acaricie tu cuerpo. Tu inclinación y la apertura de tus piernas invitan a una penetración más profunda, y que sabrás controlar.

¡Atención!
 Es muy desaconsejable adoptar esta postura en mitad de un partido de fútbol, cuando tu chico está viendo en la tele un partido importante. Por muy enamorado que esté, ¡puede preferir centrar toda su atención en Casillas!

En el lavandero


El mueble sexy: ¿quién dijo que una lavadora no puede ser erótica? Evidentemente no lo dice Miranda, quien en el capítulo de Sexo en NY¡alcanzaba el séptimo cielo sobre una lavadora!

La postura top: colócate encima de dicho electrodoméstico. Las nalgas bien al borde. Tu querido está de pie frente a ti. Aprisiona sus piernas con tus muslos. A través de movimientos, tus pies van a dirigir el vaivén. Las manos de tu chico sujetan bien tus muslos.

El pie: esta postura es posible independientemente de tu estatura, y no como otras posturas que se dan en el aire y que obligan a tu chico a cogerte en brazos o sujetarte. En esta postura, tu peso se apoya sobre la lavadora, y tu chico tiene las manos libres para poder acariciarte.

¡Atención! Esta postura permite una penetración bastante profunda y generalemente los hombres llegan al orgasmo rápidamente... Puedes encender la lavadora al mismo tiempo, pero evita el centrifugado...ya que eso te puede provocar una ataque de risa, y desconcentrarte...

El arte de la mesa...


El mueble sexy: normalmente suele estar llena de revistas, de libros... La mesa baja del salón a penas la utilizamos...¡Y es una pena! Limpia todo ese deseorden y ¡empieza a darle otro uso!

La postura: tu chico se sube a la mesa y se coloca de rodillas, sus glúteos bien apoyados sobre sus talones. Te colocas de espaldas a tu chico y te inclinas hacia delante con las piernas ligeramente separadas y tus pies se mantienen sobre el suelo.

El pie: la escasa altura de la mesa y el hecho de apoyarse sobre los pies anclados al suelo, te garantiza un buen equilibrio y reduce el esfuerzo muscular. Añade un toque picante y coloca un espejo frente a ustedes. Podrás observar el rostro de tu chico e intercambiar miradas llenas de complicidad. 

¡Atención! Opta por las mesas de madera, como la teca, siempre son más sólidas que las mesas de cristal.

Tomamos altura


El mueble sexy: la barra de la cocina americana. Aprovecha y házlo en mitad de la preparación de una comida... ¡Serás el plato más apetitoso!

La postura: súbete a la barra y túmbate boca arriba. Tu chico se sitúa frente a ti, de pie. Levanta tus piernas hacia arriba y coloca tus pies sobre sus hombros. Coloca la pelvis frente al sexo de tu chico para que estén en el mismo nivel.

El pie: una postura cómoda ya ninguno de los dos debe sujetar al otro ni tiene que mantener el elquilibrio. Tus piernas elevadas hacia arriba ofrecen un ángulo de penetración bastante interesante. Para saber apreciar esta postura, es aconsejable empezar despacio y poco a poco acelerar el ritmo. (¡poco a poco!).

¡Atención!! A veces las barras de la cocina son elevadas y si tu chico no tienen una altura de jirafa, podría costarle alcanzar el nivel adecuado para llegar a tu pelvis. ¡Que no cunda el pánico! Puedes proponerle que se suba al pequeño escalón de plástico que utilizas tú para alcanzar los armarios altos de tu casa.


jueves, 5 de mayo de 2011

Los adornos íntimos atraen pero son riesgosos

Piercing y tatuajes se han convertido en marca de identidad sexual de las nuevas generaciones. Algunos consideran los ornamentos un acto de rebeldía.


Los piercings genitales son, para algunas personas, sinónimos de placer y los utilizan para favorecer la sexualidad y aumentar la intensidad de las sensaciones. Para otras personas, se trata sólo de una simple fantasía estética. Sin embargo, el piercing no es una práctica anodina. 

Los piercings genitales son, para algunas personas, sinónimos de placer y los utilizan para favorecer la sexualidad y aumentar la intensidad de las sensaciones. Para otras personas, se trata sólo de una simple fantasía estética. Sin embargo, el piercing no es una práctica anodina. ¿Qué zonas del cuerpo pueden ser perforadas? ¿Es doloroso? ¿Cómo se escoge el profesional? A continuación te damos respuesta a algunas de las dudas más corrientes.

Los piercings genitales masculinos
- Didoe o Dydoe: se coloca una barra a través del borde de la base del glande. Generalmente se suele practicar en hombres circuncidados, a menudo doble.
- El Príncipe Alberto: es el más practicado. Es una joya que se coloca en el extremo del pene. Penetra en la uretra y vuelve a salir al lado del frenillo, bajo el glande. Se suele poner un aro, pero también se puede poner una barra curvada.
- Ampallang: se trata de una barra que atraviesa el glande en sentido horizontal, más o menos arriba, en función de si se quiere atravesar la uretra o no. Es delicado de poner debido a los tejidos cavernosos.
- Frenillo: lo más habitual es colocar una barra. También se puede poner un aro a modo de anillo en la base del glande.
- Guiche: se colocan una o más barras sobre la parte situada entre el escroto y el ano.
- Hafada: es un piercing que se coloca en la piel de los testículos. También se puede perforar todo el saco escrotal.
- Foreskin o Prepucio: se colocan uno o varios aros a los largo del sexo.
- Apadravya: se trata de una barra que atraviesa verticalmente el glande. Es muy delicado de poner debido a los tejidos cavernosos.

Los piercings genitales femeninos               
- Capuchón del clítoris: se atraviesa horizontal o verticalmente el capuchón que cubre el clítoris con un aro o una barra. Es una fuente de placer gracias al frotamiento del piercing sobre el clítoris.
- Clítoris: un aro o una barra atraviesan el clítoris. Se practica muy poco, ya que necesita una morfología particular y puede disminuir las sensaciones con el tiempo.
- Labios: se colocan uno o varios aros en los labios (mayores y/o menores). La cicatrización es rápida. Este piercing aumenta las sensaciones.
- Horquilla: se trata de un piercing reciente. Consiste en perforar el lugar donde los labios menores su unen bajo la vulva.

Un poco de historia sobre los piercings
La historia del Príncipe Alberto es la más conocida. Según la leyenda, este piercing vendría del marido de la reina Victoria. El Príncipe Alberto habría llevado un aro en el extremo del pene para mantener su miembro de lado, unido al muslo con un gancho cosido en los pantalones. 



Todo debido a que la moda estaba centrada en pantalones extremadamente ajustados, combinados con un redingote abierto. El piercing en el frenillo fue destinado a los monjes. Para prohibir totalmente las prácticas sexuales, ¡les colocaban un candado en la base del glande! Lo mismo ocurre con el Foreskin, que se practicaba en los esclavos de los romanos para obligarlos a la castidad. Por último, en los árabes, el Hafada se practicaba en los niños, en el ritual de paso de la adolescencia a la vida adulta, en el lado izquierdo.

Respecto a los piercings genitales femeninos, el piercing de los labios menores también encuentra su origen en los romanos, que perforaban a sus esclavas para evitar que tuvieran relaciones sexuales. Los dos labios perforados se unían entre sí. Más recientemente, se atribuye el piercing genital femenino a las prácticas sadomasoquistas.

¿Por qué ponerse un piercing?
Se suelen dar razones estéticas, pero, para las mujeres, perforarse el capuchón del clítoris, a menudo deriva de una búsqueda de nuevas sensaciones. Igual que el Didoe para el hombre, que, colocado sobre una zona erógena, aumenta el placer en ambos. Algunas fuentes afirman que el Kama Sutra también hace referencia a este tipo de joya. El piercing genital femenino aparece en algunas mujeres como una afirmación de la identidad personal, en la que el cuerpo es un lugar de expresión de sí misma.

¿Y duele?
El dolor es subjetivo y depende en gran parte de cada persona. Por lo tanto, es muy difícil decir si va a doler o no. Según los profesionales, el Príncipe Alberto es el menos doloroso y cicatriza más rápidamente, mientras que el didoe es el que más hace sufrir. En todos los casos, no hay que olvidar que se trata de una modificación corporal y que, por lo tanto, no hay que tomárselo a la ligera. Puede tener consecuencias importantes. El piercing del clítoris se practica muy poco, ya que puede provocar una pérdida de sensibilidad si no realiza correctamente.

Consejos a seguir escrupulosamente 
Si quieres hacerte un piercing genital, acude a un profesional de verdad. No dudes en inspeccionar las condiciones de local, pide visitar el centro, comprueba que utiliza guantes, que el material es de un solo uso... Los precios suelen ser elevados, ¡porque en esto también se nota la relación calidad-precio! 


Recuerda que entre un 10 y un 20% de los piercings se complican con una infección local y que siempre son posibles los rechazos (sobre todo en los piercings genitales). 

Así que, ¡sé prudente!