miércoles, 28 de noviembre de 2012

Lo que quieres saber sobre el Bondage



¿Has oído a hablar del bondage pero aún no sabes en qué consiste? Bondage en inglés significa atadura, dónde se utiliza este juego erótico para inmovilizar a la pareja sexual. ¡Descubre más sobre esta dulce tortura!

El Bondage se incluye en las relaciones de BDSM (Bondage, Disciplina, Sumisión y Masoquismo). Una fantasía sexual para muchos o simplemente un juego erótico en que un miembro de la pareja actúa como amo y el otro es su esclavo o sumiso sexual y por ello debe aceptar sus órdenes o castigos.

Hay diversos tipos de ataduras que podemos utilizar en el Bondage y podemos inmovilizar a nuestra pareja totalmente o tan solo una parte del cuerpo. Para ello nos ayudamos de una amplia variedad de materiales: cinta adhesiva, esposas, máscaras de cuero, telas, mordazas, cadenas… Depende de la relación amo-esclavo que tengas y con qué objeto te sientas más a gusto.

El placer sexual que se obtiene en este tipo de relaciones se debe a la inmovilización del cuerpo. Desde la antigüedad el juego sexual de intentar liberarse  o bien dejarse hacer y desinhibirse de la responsabilidad del juego sexual ha resultado de lo más erótico. Una sensación que nos produce un aumento de la adrenalina así cómo una gran excitación.

Algunas personas también encuentran del más placentero la sensación física en las prácticas del Bondage. Tener que soportar ataduras en el cuerpo, no poder moverse con normalidad o bien el roce que produce en la piel al movernos. La adrenalina y la sensación de peligro consiguen poner a más de uno a mil.

Esto siempre debe hacerse con el consentimiento de la otra persona, jamás lo intenten de sorpresa, porque podrían a hasta lastimar. Los implementos que piensen usar que no cause daño físico sobre el otro. 

Deben tomar muchas precauciones si desean ser más extremos.
También pueden usar esta prácticas en los juegos preliminares para calentar el ambiente  o bien una manera de innovar. No hace falta que empieces con algo muy extremo, prueba con taparle los ojos o bien sujetarle las manos para inmovilizarla. 

Todo está en tu creatividad consciente.


Fuente: SEXGENIAL – revista sobre sexo y club de ventas erótico

martes, 3 de julio de 2012

La música estimula el sexo


A la música se le han atribuido históricamente numerosas funciones. Se dijo que calma a las fieras, que arrulla a los niños, que estimula a los nonatos y que tiene propiedades terapéuticas. Bueno, ahora hay una más: al parecer…es afrodisíaca.

Según un estudio elaborado por los psicólogos Anne Blood y Robert Zatorre de la Universidad McGill de Montreal, en Canadá, la música estimula las mismas regiones cerebrales que regulan los impulsos sexuales. Pero su vinculación con los bajos instintos no termina ahí. Los expertos determinaron también que las regiones del cerebro humano activadas durante el orgasmo son las mismas que tienen un rol fundamental en la elaboración de la música.

Los científicos llegaron a ese descubrimiento gracias al uso de tomógrafos que registran la actividad eléctrica cerebral en respuesta a una serie de requisitos. En el estudio participaron diez músicos, cinco mujeres y cinco hombres, y se les pidió que escogieran una música sin letra —para que no se asociara a otro tipo de estímulos emocionales— que les produjera “escalofríos de emoción”. Después fueron sometidos al escáner mientras escuchaban cuatro tipos distintos de estímulos auditivos: la música seleccionada por ellos, otro tipo de melodía, ruido y silencio. Cada secuencia fue repetida en tres ocasiones en un orden aleatorio. 

Conclusión: mientras escuchaban la música elegida por ellos, los voluntarios activaban las regiones cerebrales donde está la serie de emociones que "inducen a la euforia".
Esto significa que la actividad cerebral en respuesta a música que emociona presenta exactamente el mismo patrón que la generada con la actividad sexual, cuando un individuo hambriento come o cuando un cocainómano toma su dosis, según el informe de este estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.

“En uno de los experimentos que llevamos a cabo en mi laboratorio, Anne Blood y yo descubrimos que cuando una persona siente escalofríos o ‘piel de gallina’ al escuchar un trozo musical, las zonas del cerebro que se excitan son parecidas a las que están asociadas a lo que los psicólogos llaman el sistema de recompensa. O sea ciertos núcleos que también están involucrados en otras sensaciones apacibles, como la comida y el sexo. Esto fue bastante sorprendente, pero aún no sabemos por qué se producen estos fenómenos, precisamente”, afirmó el neurofisiólogo Zatorre, investigador del Instituto Neurológico de Montreal . 

Con esto, se asocian los efectos de la música sobre las personas a los que producen otros estímulos directamente relacionados con la supervivencia. Por eso, la pregunta sería ¿qué papel desempeña la música en la supervivencia de nuestra especie? Zatorre plantea que la música podría considerarse un componente del juego de reclamos para encontrar pareja, un mecanismo adoptado para estimular la cohesión social o incluso una evolución de un sistema de vocalización que permite el reconocimiento entre madre e hijo. 

Aunque también podría tratarse de una función imprevista, resultante del aprovechamiento de otras funciones que sí necesitamos para sobrevivir, es decir un fenómeno accidental. Por su parte, la doctora Anne Blood, investigadora en el Hospital General de Massachussets en Charlestown, llegó a la conclusión de que la “música activa sistemas en el cerebro que ayudan a sentirse feliz”.

A su vez, el doctor Glick, profesor de psiquiatría en la Universidad de Stanford, señaló que la música “es un medio para lidiar” con los períodos de tensión… ¿igual que el sexo?
Por otro lado, de sus investigaciones también derivó que entre el 1 y el 4 por ciento de la población sufre de amusia, un defecto neurológico que impide la correcta percepción de la música. Ojo: padecer amusia no implica tener ninguna otra capacidad cerebral mermada ¡ni mucho menos capacidad sexual!

Como corolario, los expertos determinaron que los músicos tienen en la corteza motora, especialmente en las zonas que controlan el movimiento de las manos y los dedos, un número mucho mayor de conexiones nerviosas que la gente que no toca un instrumento ¿Eso significará que los que salen con músicos corren con ventaja? Y… habrá que evaluarlo.

viernes, 22 de junio de 2012

Sexo según la edad



Esto también es válido para la práctica del sexo, según la edad, será el sitio de importancia  que ocupe en nuestra vida, así como la forma y la frecuencia de vivirlo.

El sexo desde los 20 a los 30 años
En esta etapa es cuando más se piensa en sexo, tanto hombres como mujeres están ansiosos por probarlo y sentirlo “Todo”, incluso las relaciones con el mismo sexo, lo cual no deja de  ser más que una experiencia, si bien para algunos puede reafirmar su bisexualidad o inclinarse al lesbianismo u homosexualidad.

También en esta franja de edad están más propensos a las enfermedades de transmisión sexual, ya que los impulsos y la libido alta se encuentra a la orden del día, lo que hace que   muchas veces pasen  por alto la prevención.

El sexo desde los 30 a los 40 años
Se abre otro panorama basado más en el voyerismo. Ya no hay tantos recaudos en cuanto al pudor, la experiencia de los últimos años en cierta forma, hace que nos sintamos más desinhibidos, por lo que las relaciones sexuales en la playa o ciertos lugares públicos ya no son impedimento para llevarlas a cabo.

También entramos en una etapa más madura, en muchos casos ya se está planeando la llegada de los hijos a la pareja (Si es que aún no los tienen) y la vida sexual sufre una alteración en cuanto a la frecuencia y es posible que en algunas mujeres decaiga el deseo.

El sexo después de los 40 años
Es en donde muchos hombres comienzan con los problemas de erección, algunos en su afán de reafirmar su vigor y rendimiento, salen en busca de nuevas conquistas y se vuelven infieles, ya que de esta forma se prueban así mismos que  todavía se sienten deseados  y que el llegar o  pasar de los cuarenta años, en realidad no ha cambiado sus vidas.

En cuanto a las mujeres, también sufren lo suyo, comienzan con la sequedad vaginal para lo que se recomienda el uso de lubricantes, las pérdidas de orina y la pre-menopausia, con lo cual el deseo sexual disminuye y se enfrentan a grandes cambios hormonales, físicos y psicológicos.

Afortunadamente hoy en día  hay muchos productos paliativos con los que podemos contar para llevar una vida sexual normal y que estos trastornos nos afecten lo menos posible.

Fuente: sexgenial.com

miércoles, 20 de junio de 2012

Pegging: Te atreverías??


Un tema algo controversial sobre todo para el género masculino, muchos no aceptan que les puede gustar, estoy hablando del Pegging. Cambio de roles sexuales, pegging, bend over boyfriend… con todos estos calificativos se conoce a esta práctica, que cada vez más parejas de heterosexuales se anima a experimentar.

El pegging es una práctica sexual en la cual una mujer penetra el ano de un hombre con ayuda de un consolador que va sujeto a un arnés o a su propia vagina. Es una práctica que le da a la mujer el rol de dominación, quedando el hombre en una total postura de sumisión.  La palabra pegging es un neologismo que hace referencia explícita a esta práctica y que fue popularizado por el columnista Dan Savage.

Muchas de las parejas van juntas al sex shop para elegir el modelo, color y tamaño del juguete que servirá para darle placer a ambos y jugar aunque sea por un rato, con el cambio de roles. Seguramente muchos de los hombres que estén leyendo este artículo, verán esta práctica casi como aberrante y por nada del mundo aceptarían “jugar este juego” y esto debido a la cultura machista reinante y por temor a ser juzgados como homosexuales.

Pero lo cierto es que, como toda práctica innovadora, sólo persigue el objetivo de salir de la rutina, vivir nuevas experiencias sexuales y, por qué no también, enriquecer la vida sexual y de pareja. En el caso de la mujer, la satisfacción sexual puede darse a través de la penetración, si se está utilizando un arnés doble, es decir mientras penetra a su pareja, es penetrada a su vez, por el juguete sexual, o por una satisfacción psicológica, por el sólo hecho de penetrar y satisfacer a su hombre.

En términos de placer físico, la mujer puede obtener una estimulación directa en su vulva a través de la base del consolador, o en el caso de los consoladores dobles, mediante penetración vaginal. La mujer puede hacer uso de un segundo vibrador que por lo general se ubica entre el consolador y su clítoris.

En tanto en el hombre, la estimulación es anal o prostática, y también por la excitación que le despierta el hecho de ser penetrado por una mujer. Algunos hombres disfrutan masturbándose (o siendo estimulados manualmente por su pareja) durante el pegging. Hay una gran variedad de arneses sexuales disponibles en el mercado, los más comunes son con cinturón, pero también existe un modelo sin cinturón, que cuenta con un extremo para introducir en la vagina, y de este modo poder penetrar. También los hay con varias velocidades e intensidades.

Algunas personas practican el pegging porque disfrutan de los aspectos psicológicos de dominación y sumisión que implica, de hecho, con frecuencia los juegos de roles donde hay una dominación por parte de la mujer, suelen culminar con la mujer penetrando al hombre analmente.

En los últimos años esta práctica sexual ha aparecido con mayor frecuencia en las películas pornográficas, sin embargo su primera aparición (mucho antes de que se acuñase el término) no fue en una película pornográfica, sino en la película Myra Breckinridge, basada en una novela homónima de Gore Vidal.

Una práctica que si bien no es para cualquiera, ya que requiere de una gran apertura mental, es una buena alternativa, si lo que buscas son nuevas experiencias en la cama. 
¿Te animarías a practicar pegging?

miércoles, 11 de enero de 2012

Como reconocer un orgasmo femenino

Una pregunta que muchos hombre hacen al acabar "la faena" es preguntar si ella ha culminado, aunque por educación o ganas de quedar bien con el chico no siempre son sinceras.

 ¿Quién no recuerda el célebre orgasmo de Meg Ryan en Cuando Harry Encontró a Sally?

Por suerte no suelen liar actuaciones así, pero si tienes curiosidad por saber si ella ha llegado al climax si puedes aclarará muchas dudas al respecto:

"Entre los mitos más comunes de la sexualidad se encuentra aquel que dice que “las mujeres suelen fingir un orgasmo tan bien, que nunca podrás diferenciarlo de uno verdadero”. Lo primero es verdad (fingen muy bien), pero lo segundo (reconocerlo) es absolutamente factible.

Si eres hombre y ésta duda te ha asaltado en los momentos de mayor clímax, toma nota, es fundamental antes de abordar estas claves, que reconozcas que todas las mujeres son distintas. Sus tiempos y la manera de obtener placer son personales y particulares de cada una. A tal punto, que muchas veces una misma mujer puede sorprender con reacciones que hasta el momento no le conocías.

Es por eso que te dejaré algunas claves para que puedas identificar un verdadero orgasmo femenino, esos que no se olvidan. Cuatro son los aspectos que debes tener en cuenta:

- Miotononía: es la rigidez que se produce en las extremidades. Se observa en el rostro, en las piernas, se crispan los dedos de sus manos. Algunos varones suelen confundir estas reacciones con dolor provocado por la penetración.

- Rubor Sexual: la mayor irrigación sanguínea y un aumento en la temperatura corporal, provocan al momento del orgasmo un súbito acaloramiento que termina en mejillas sonrojadas, senos, abdomen y otras partes del cuerpo.

- Eyaculación: algunas mujeres al momento del orgasmo expelen un líquido semi viscoso desde su vagina conocido como “eyaculación femenina“. No es un síntoma común a todas las mujeres.

- Contracción muscular involuntaria: Necesidad de arquear su espalda, erguir su cuello o extender sus brazos.

A menos que te relaciones con una actriz ganadora de un Oscar, será muy difícil gemir mientras trata de producir todos estos síntomas al unísono. Ya no tienes manera de dudar.